28 noviembre 2016

Mujeres que se pintan

Mercedes Laguens es artista visual, pero también autora de un interesantísimo libro de condición sugerentemente mestiza: Desde otro lugar (Palma: Calima Ediciones/AAVIB, 2004). Sus páginas, precedidas por una introducción de Juan Luis Vermal, reunieron reflexiones escritas y gráficas de la artista sobre su trabajo, así como apuntes y referencias significativas de otros autores. En sus bocetos, Laguens despejaba tal vez algunas incógnitas presentes en obras de aquel período, como las de carácter más geométrico que aparecen en el catálogo de la exposición Pell de pintures (Palma: Ayuntamiento, 2003), y también anunciaba claves de parte de su obra futura.

Sin embargo, me impresionan sobre todo su pensamiento –de una densidad perfectamente poética– sobre la naturaleza de la actividad artística. Certero en sus apreciaciones sobre la memoria como interpretación (“el pasado no existe”), alcanza impresionantes grados de lucidez cuando habla de las texturas como recurso para salvar el paso del tiempo y el olvido. Abruma su coherencia cuando trata de la utilización del fragmento como única técnica compositiva posible, desde los puntos de vista de la memoria y del espacio; o de la paradoja de que la pintura, siendo piel, sea a la vez interior. Emparienta Laguens, así, con los poemas de María Ángeles Pérez López (Atavío y puñal) o las prosas de Ernesto Hernández Busto (La ruta natural). El Mundo-El Día de Baleares.

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