30 marzo 2007

El horror como centro de lo cotidiano

Teresa Matas. Abriendo cerrando. Cerrando abriendo. Retrospectiva 1991-2006 - Casal Solleric

Pocas veces es posible acercarse a la representación de la realidad por vías directas. La condición básicamente caótica del mundo, que afecta a la sensibilidad de los artistas de forma especialmente intensa, puede ser abordada con los recursos de la razón, pero a veces éstos no son ni tranquilizadores ni suficientes. Si la realidad se resiste a ser explicada conforme a esquemas lógicos, el artista plástico puede recurrir a circunloquios conceptuales, aproximándose de forma indirecta pero mucho más exhaustiva a la idea que es objeto de su análisis.

Teresa Matas (Tortosa, 1947) es uno de esos casos. Asomándose a los contornos de lo humano, dibuja un mapa contextual y de matices que, sin resolver directamente la cuestión central, señala eficazmente algunas de sus fronteras. El dolor y la muerte, la duda permanente, la condición desvalida del ser humano y de la mujer en particular, son fenómenos que quedan sin aclarar en una muestra significativamente titulada Abriendo cerrando / Cerrando abriendo; pero que, en todo caso, son sometidos a fructífero asedio y dan origen a un apasionante mundo de sensaciones que nos ilumina.

Asomándose a los contornos hemos dicho. Por eso los protagonistas habituales de sus instalaciones no son figuras humanas (o no figuras completamente humanas), sino vestiduras, maniquíes, enseres: todo aquello que es complementario a la persona y delimita su espacio. Empleando mantas viejas como material, Matas dota a la obra de colores, tactos y olores tan integrados en la intimidad que, sin explicar el dolor, nos proporcionan su contexto, la clave de sus circunstancias. El tono solemne y hasta lúgubre de sus creaciones se complementa con la calidez inherente a los materiales y ambientes que emplea. La crudeza paradójica de la escritura bordada, pintada o rotulada y la violencia de las costuras insertan la obra en el mundo referencial explícito del hogar o la familia, cuestionando su carácter de refugio, problematizando las ideas de tranquilidad o seguridad y exponiéndolas a denuncia. El horror y la duda, nos dice Matas, no están lejos de ese entorno de presunta seguridad, ni del sexo, ni del ámbito del espíritu que teóricamente debería cumplir también funciones de amparo. Y hay en ello una terrible carga de verdad. Última Hora. Luke.

22 marzo 2007

Trabajo bien hecho

Obra Gráfica Original - Gran Hotel Sóller (Sóller)

Merece reconocimiento el esfuerzo que llevan a cabo los incombustibles dueños de la Galería Addaya de Alaró, Nadège You y Tomeu Simonet, por mantener una programación de altísimo nivel y, en particular, por poner periódicamente al alcance del público de la Part Forana auténticas joyas del grabado internacional. Permanece en nuestra memoria su exposición de enero en Alaró, en la que se pudo admirar obra gráfica de, entre numerosos artistas mallorquines e internacionales, Jim Bird, Andy Warhol, Pep Llambias, Miquel Barceló, Lluís Maraver, Jaume Plensa, Joan Bennàssar, Ramon Canet, Joan Miró, Rafa Forteza o María Carbonero.

En esta ocasión se trata de una breve pero intensa muestra de grabados en el Gran Hotel Sóller, que hace más de un año colabora con You. Varios de los autores presentes en la mencionada exposición, y otros que no lo estuvieron, se dan cita en el emblemático establecimiento sollerense; en una sala que, para decirlo todo, no nos parece la más adecuada ni por su situación, ni por simultanear su naturaleza de sala de reuniones con la presencia de exposiciones temporales, ni por su gestión (las luces, por ejemplo, no se mantienen encendidas más que a petición de las visitas). Una media de veinte visitas semanales no parece compensar el valioso esfuerzo invertido por la galerista.

Ello no impide que se trate de una exposición única: Antoni Tàpies, Josep Guinovart, Antonio Saura, Juan de Andrés, Max Bill, Mimmo Paladino y Elvira Bach componen una reunión notabilísima aun tratándose de obra seriada. Quiero destacar un Guinovart de 1979 iluminado de mano del artista en magníficos azules y, por tanto, prácticamente una obra única; o la serenidad, la elegancia y el sigilo constructivos de Juan de Andrés, uruguayo afincado en Barcelona que expone por primera vez en Mallorca; el carácter de documento imprescindible del Tàpies de 1967; y, sobre todo, la explosión expresiva de una preciosa litografía a color de Saura, titulada Danse au soleil (1996). En sus trazos aparentemente delirantes se arraciman seres imaginarios, sonrisas monstruosas, sexos amenazantes, gestos que imprimen gran dinamismo a las figurillas que evolucionan en torno a un sol esquemático. Éste adquiere así carácter de mero pretexto: la vida está en el interior, parece querer decirnos. Última Hora.

Antonio Saura, Danse au soleil (1996)

08 marzo 2007

Notas para la identificación de un tema de Miquel Bestard

Cendres de Troia. El pintor Miquel Bestard (1592-1633) - Centre de Cultura Sa Nostra

Nunca antes se había montado en Mallorca una monográfica de un pintor de la tierra anterior a Guillem Mesquida. La Fundació Sa Nostra, por medio del comisariado y la mucha erudición de Marià Carbonell Buades –autor de un catálogo magnífico que será desde ahora referencia principal en esta materia–, nos permite adentrarnos ordenadamente en la obra de quien es posiblemente la máxima figura de las artes mallorquinas del siglo XVII.

Son muchos los detalles que desconocemos de Miquel Bestard, y a veces resulta difícil acertar con la interpretación iconográfica o histórica exacta de sus temas. Los dos óleos titulados Vista de Ciutat de Mallorca des del mar, ambos muy similares y datados en la última década de la vida del pintor, recogen una panorámica de Palma y su bahía, ésta poblada por una innumerable flota de guerra que enarbola estandartes y gallardetes en inusual espectáculo. Marià Carbonell, reconociendo que no es tan importante el motivo concreto como los resultados plásticos, recoge como no confirmada la hipótesis de que la armada representada sea la que reunió Carlos V en Palma en 1541 antes de partir para la conquista de Argel. Me atreveré a señalar algunos datos que apoyan esta tesis: la presencia en los cuadros de galeras con la enseña de la Orden de Malta, cuya participación en la armada de Argel y cuya escala en Palma registró el minucioso Prudencio de Sandoval; el multicolor despliegue de banderas que habitualmente se efectuaba para homenajear al Emperador recién llegado, como para ocasión próxima (Rosas, 1548) atestiguaría Juan Calvete de Córdoba; en particular, el izado de estandartes reales con las armas de los Austrias, que una vez más indican la presencia real, y un escudo con toisón y águila bicéfala coronada que se refiere inequívocamente al Emperador; las fumarolas de las salvas de honor y la asistencia de comitiva al desembarco, que parecen calcados del noticiario coetáneo de Perellós de Pacs; y la relación genealógica de personajes que en este último documento aparecen vinculados a la visita del monarca con aquéllos que Carbonell señala en el catálogo como propietarios históricos de los cuadros. Parecen demasiadas pistas como para no concederles cierto crédito. Última Hora.