10 agosto 2005

Fotografía y sociedad

Carles Congost. Coming soon… - Horrach Moyà

Entre los maestros de la fotografía contemporánea, la británica Gillian Wearing ha ejercido su influencia merced a un modus operandi ciertamente contemporáneo y efectivo. Carles Congost (Olot, Gerona, 1970) tiene bastante que ver con esa mirada lúcida que emplea enfoques narrativos para desvelar el antes y el después de la escena, que no se conforma con retratar sino que explora las relaciones que se establecen entre los seres humanos y denuncia sus aspectos más oscuros o, bajo una normalidad asumida, más desquiciados.

Protagonista, pese a su juventud, de una trayectoria impresionante, que junto a su presencia en el Reina Sofía –entre otros museos y fundaciones nacionales– incluye colaboraciones con estrellas de la música pop, Congost muestra en Horrach Moyà parte de su obra más reciente, agrupada en tres series tituladas The revolutionary, Gloria y Backpackers. En la primera, las figuras de un mendigo y tres jóvenes consumidores de hamburguesas y moda juvenil actúan en contextos entrecruzados: el consumo que todo lo iguala, la figura del sabio o el profeta (en un sentido directo o quizá puramente mediático y de consumo), los ideales traicionados o la mendicidad satisfecha plantean multitud de cuestiones abiertas que impiden que el espectador apueste sobre seguro. En Gloria, el rechazo que uno siente inicialmente ante lo obsceno deriva naturalmente hacia la reflexión sobre las raíces de esa obscenidad. A través de eficaces procedimientos dramáticos que trenzan lo hiperreal y lo fantástico –y hay que destacar el excelente dominio de la composición–, la conclusión no puede obviar la hipocresía que nos permite asumir la violencia como ingrediente cotidiano del mundo adolescente, pero no contemplar su exposición. Backpackers, por último, integra elementos del cine y el tebeo y un humor no lejano a la provocación y a la ambigüedad.

En las series de Congost, que mantienen un nexo evidente con la cultura de masas –cine, televisión, moda, publicidad–, se delata también cierta privilegiada relación con el arte dramático. Tanto la disposición de los modelos (que cabría denominar dirección de actores, en un autor que también trabaja habitualmente con el vídeo) como el uso de luces y la composición dejan clara una intención escenográfica que va más allá de lo meramente narrativo. Última Hora.

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