Art Report 2005 - Diario de Mallorca y Fundació "Sa Nostra"
La segunda edición de Art Report –una muestra que empieza así, a la chita callando, a constituirse en modesta bienal– presenta al público una selección de la obra de seis artistas baleares o relacionados con las islas: Miquel Barceló (Felanitx, 1957), Biel Capllonch (Palma, 1964), Barry Flanagan (Prestatyn, 1941), Luis Macías (Palma, 1962), Bernardí Roig (Palma, 1962) y Amparo Sard (Son Servera, 1973); un importante y veterano artista galés que vive entre Dublín e Ibiza desde 1987, cuatro jóvenes mallorquines y una figura muy consagrada con la que se quiere añadir solidez la exposición.
De entre todas las aportaciones –sin menospreciar el mundo revelado de Barceló, las liebres pícaras de Flanagan o la ironía de tebeo underground de Macías–, quiero fijarme en las de Bernardí Roig y Amparo Sard, que me parecen auténticos fogonazos de talento. Del primero, la instalación Sound Exercises (2005) abunda en la precariedad humana: el cuerpo decadente, dotado no obstante de una enorme rotundidad –y su perfección formal no es un valor menor–, resulta dignificado en cuanto receptáculo de una vida completa y se erige en paralelo de la derrota moral o existencial. El cuerpo, pues, representa por sí mismo, pero también por contraposición a la luz en que se apoya como si se tratase de una ventana cerrada tras la que nos deslumbrase el resplandor de una verdad inalcanzable e insoportable; como si nuestra naturaleza fuese vivir en la sombra.
Amparo Sard, la más joven de los artistas seleccionados por el comisario Biel Amer, opta por trasladar su idea (La dona mosca, 2005) al papel, a través del procedimiento de la perforación, y al formato DVD. Al margen de cierta elementalidad técnica, el desarrollo en imágenes del concepto es muy efectivo. La combinación de los contados elementos que las componen (el cuerpo de la mujer, la mosca que nos inquieta y los objetos que podemos encontrar en cualquier cuarto de baño sumariamente equipado: el agua, el tapón del desagüe, el grifo, la bombilla) forma un original baile de marionetas en el que la impresión que se nos transmite con mayor densidad es la de angustia. La huida, la luz como asidero, el desagüe como amenaza o solución, la mosca como único correlato vivo de la mujer, el nivel del agua en ascenso, los cabellos revueltos, la búsqueda de un equilibrio imposible... Un complejo de sensaciones que no podemos explicar, pero sí compartir.
La muestra hubiese merecido un catálogo mejor trabajado en los textos (sólo destacaremos el de Catalina Cantarellas sobre Miquel Barceló) y en su realización material. No obstante, podemos hablar de una cita en el futuro imprescindible. 13 Newsletter.
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