Joan Miró i el món d’Ubú. 'Ubu aux Baléares' - Es Baluard
Convertida más que nunca en capital mironiana mundial, Palma acoge estos días la muestra panorámica Caminos inexplorados en la Fundació Pilar i Joan Miró, coincidiendo con la presentación de su catálogo razonado; y una exposición monográfica sobre el mundo de Ubú en la obra del barcelonés en Es Baluard, comisariada por Aina Bauzà, que se puede considerar una pequeña joya por sus contenidos, por su valor didáctico, por su eficaz montaje (firmado por Xicarandana y Es Baluard) y por lo que supone de generosa colaboración entre las instituciones, los colectivos y las personas que hoy se ocupan del legado del artista.
Por primera vez se exponen juntas las tres series de litografías para libros de bibliófilo editadas en París por Tériade que Miró concibió basándose en la figura tiránica y grotesca de Ubú, con la que había trabajado desde los años veinte y que, tras la Guerra Civil, asoció con la de otro dictador grotesco, el general Franco: Ubu roi (1966), Ubu aux Baléares (1971) y L’enfance d’Ubu (1975). De la obra gráfica de Miró, de su relación con el arte dramático y, en particular, con la farsa Ubu roi (1896) de Alfred Jarry hablan con acierto suficiente Pere Serra, Marie-Claire Uberquoi y Rosa Maria Malet en el hermoso catálogo editado por Es Baluard para la ocasión; en estas líneas me parece de utilidad destacar por mi parte los aspectos más relacionados con la interacción entre disciplinas artísticas en la obra mironiana.
Por ejemplo, me parece muy fructífero el vínculo que establece Rosa Maria Malet entre escultura, literatura, teatro y grabado: la preparación de Ubu roi se dio probablemente en una época en que Miró se dedicaba con mayor ahínco a la escultura, y las trece litografías de la serie acusarían el empuje del volumen al ser concebidas como pequeños escenarios donde evolucionasen los personajes de la farsa, en los que predominan las curvaturas y los colores densos, algunos inusuales en Miró. El carácter burlesco, la violencia y la carga crítica presentes en la obra de Jarry permanecen vivos en estos grabados; para Miró, la conmoción del espectador era objetivo prioritario, y el enfoque dramático se ajustaba plenamente a esa intención.
Otro aspecto que me parece destacable en las series gráficas que Miró dedicó al personaje de Ubú es la importancia que en ellas adquiere la palabra, no sólo por las exigencias derivadas de la edición de los libros de bibliófilo para los que estaban destinadas y que, como es natural, en el caso de Ubu roi reproducían el original de Jarry. Las series subsiguientes (Ubu aux Baléares y L’enfance d’Ubu) incluyeron –como elementos plenamente integrados en la composición– textos escogidos por el artista entre el acervo popular mallorquín y catalán o bien fruto de su imaginación, muy próximos al surrealismo. Palabras, flechas, puntos y números significativos se alían, al modo del caligrama, para demandar atención de forma paradójica sobre la naturaleza pragmática de los mensajes y sobre la inexistencia de fronteras entre lo visual y lo conceptual: todo un denso entramado de reflexión y acción en torno al acto de comunicar.
En Miró, preocupado siempre por la creación de un lenguaje personal de signos, resulta, pues, evidente el ansia de comunicación. No es de extrañar que una línea de pensamiento que había partido de la farsa de Jarry y continuaba viva en los grabados mironianos culminase en un regreso a la escena, mediante la proyección tridimensional de sus figuras ubuescas en colaboración con la compañía catalana Teatre de La Claca, dirigida por Joan Baixas, y el consiguiente estreno de la obra Mori el Merma en Palma (1978). Miró celebraba así la desaparición de la dictadura y conquistaba otro territorio de intervención artística para su lenguaje. El proceso de discusión, creación y ejecución de la escenografía y los ninots por Miró y La Claca, entre Palma y Sant Esteve de Palautordera, fue recogido por Francesc Català-Roca en una impagable película de 16 mm. que se proyecta en la presente exposición y deja fe de cómo trabajaba el anciano pero enérgico artista. En el catálogo, las notas de Joan Baixas sobre aquella experiencia y los recuerdos que comparte en entrevista con la comisaria Bauzà sirven de complemento al vídeo y son testimonio del pensamiento de Miró acerca del teatro, y de cómo, para él, el fin de comunicar era mucho más importante que el concepto de autoría. Última Hora.
5 comentarios:
Estuve en la fundacion Pilar i Joan Miró en la presentación del catalogo en cuestión, ¿coincidimos tambien allá sin saberlo?.
Excelente artículo, como siempre.
Un saludo.
Excelente artículo que me empujó a ir una vez más a es Baluard y a salir, una vez más, defraudada. Sin catálogo(27 Euros)no se entiende la exposición, ni se intenta explicar. La instalación, pequeña, abigarrada, mal iluminada. Mi gran interés por la película también en un pozo: 35 minutos de pie en una esquina no lo hubiera aguantado ni Catalá-Roca.
Y no hablemos de que Ubu me saque 6 Euros cada vez que voy a una exposición cutre. Lo malo es que olvidemos el verdadero legado de Miró entre caciques y murallas, que olvidemos su amor por el arte para todos.
Elsa, gracias por lo de excelente. Entiendo y respeto tu postura hacia Es Baluard, pero no me digas que la exposición no se entiende... Es una exposición pequeña, monográfica, muy ilustrativa sobre un punto concreto de la actividad de Miró a lo largo de los años. Y el vídeo de Català-Roca es impagable. Estoy, eso sí, de acuerdo en cuanto a la incomodidad de quien pretenda vérselo completo. Yo acabé sentado en el suelo.
Ah, y gracias también para Azuldeblasto. La verdad es que no estuve en la presentación del catálogo de la FPJM. Esas horas son las del baño de los niños, las cenas...
Cordial Saludo:
Excelente artículo, me preguntaba si usted de casualidad tenía más información acerca de la obra de Miró, pero principalmente de su papel e influencia en la compañía de teatro La clacá...Si es así me gustaría tener toda la información a éste correo georgegalvism@hotmail.com
Publicar un comentario