23 enero 2017

Intercambios

Lo que las instituciones, atrapadas en diversas variedades de clientelismo o aferradas al demagógico encanto de “lo nuestro”, a veces son incapaces de ver, la iniciativa privada lo ve con claridad meridiana e inmediata. Me refiero a los efectos positivos que el intercambio de personas y de ideas conlleva también en el terreno del arte, tanto por lo que se refiere a la formación de los artistas emergentes como a la de los críticos y comisarios, o a la propia configuración más espontánea y eficaz del mercado.

En ese sentido, los galeristas lo han tenido y lo tienen muy claro. Hoy vuelvo a traer por aquí a Tomeu Simonet, director de Addaya, una galería que lleva años implicada en un programa de residencias que no para de crecer y que en estos momentos, por ejemplo, con el apoyo de BCulture y del Institut d’Estudis Baleàrics, acerca al arte mallorquín a dos mujeres del máximo interés. Una, la santanderina Carmen Quijano, es gestora cultural, comisaria y decoradora; ha trabajado en España, China y Japón; la otra, Noemí Méndez, editora, crítica y comisaria gallega que ha trabajado, entre otros, con José Luis Serzo. Ambas son corresponsables del Programa Confluencias, un modelo cántabro, precisamente, de intercambio fructífero.

También es de justicia mencionar la iniciativa Panorama de la Galería Fran Reus de Palma, primera edición de una convocatoria abierta a artistas emergentes sin importar su origen. Solo deben proponer una obra; las seleccionadas participarán en una colectiva que se inaugurará en marzo, coincidiendo con el Art Palma Brunch 2017. De entre los seleccionados, la galería ofrecerá una exposición individual en el plazo máximo de un año a un artista de su elección. Esta especie de certamen cuyo premio no es metálico, sino que consiste en dar al artista joven una oportunidad real de ingresar al mercado, parece un buen modelo cara al futuro. El Mundo-El Día de Baleares.

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