12 abril 2007

La geometría más cálida

Pere Bennàssar. Estels de zel-ligs - Fran Reus

Pere Bennàssar (Felanitx, 1963) lleva la artesanía en las venas, tal vez porque desde niño se vio rodeado de artistas y artesanos en la fábrica familiar de cerámica. Con motivo de su última participación en una exposición colectiva (EstormiART, una muestra radicalmente ligada a lo artesanal, promovida por el Ayuntamiento de Capdepera y actualmente itinerante por Mallorca), el artista manifestaba su convicción de que el pueblo es “el auténtico poseedor de la humildad y la sencillez que son requisitos indispensables para conocer la belleza que nos lleva hacia un pensamiento sencillo, sosegado y puro”. Profundamente coherente con estos presupuestos estéticos, Bennàssar presenta hoy un trabajo fruto de su experiencia de varios años con la alfarería bereber de Marruecos. A su exposición acuden dos imponentes piezas de cerámica de Tameslohte que demuestran que Bennàssar no es el único felanitxer que se deja seducir por la sabiduría norteafricana y que con seguridad no es el que peor la ha interiorizado. Los alfareros de aquella localidad cercana a Marraquech sobresalen entre los de su país pese a las condiciones técnicas y laborales de su actividad, próximas al medievo.

La serie pictórica tiene su antecedente más cercano en la exposición de 2005 en Altair; en ocasiones se tiñe de los tonos y las texturas del barro cocido, pero en general retoma la policromía y el aire cubista que ya eran básicos en su estilo, a los que añade la analogía con el zel-lig o azulejo, mosaico cerámico típico del arte islámico. Adoptado desde el siglo XIII por los meriníes de Fez y los nazaríes de Granada como decoración en la mayor parte de sus edificios, el azulejo se compone de fragmentos de forma, color y tamaños diversos que fuerzan una composición compleja y muy consciente del elemento matemático. Algo que tiene bastante que ver con esos compartimentos característicos de Bennàssar y con su creciente rigor geométrico: piezas tan equilibradas y sugerentes como Nord d’Àfrica inscriben una página propia en la historia de las naturalezas muertas. La destreza en la elección y manejo de los colores y la recurrencia de ciertos motivos (cerámicas, pescados, teteras, estrellas de zel-lig), en aparente totum revolutum, estructuran espacios simbólicos de un enorme rendimiento comunicativo. Última Hora.

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