Presenta Es Baluard una representativa colección de paisajistas mallorquines de entre 1850 y 1950, comenzando por el palmesano Joan O’Neille, quien –aparte precedentes neoclásicos como Guillem Mesquida o el primitivo Jaume Nadal– puede considerarse fundador del paisajismo en las islas tanto por su obra plástica, de un lirismo de corte romántico muy acorde con la Renaixença, como por su teorización: Tratado de paisaje (1862). Otros precursores, encuadrados ya en esquemas realistas, serán los también palmesanos Ricard Anckermann y Antoni Ribas, especializado en marinas.
Es entre 1890 y 1914 cuando una serie de pintores catalanes o de alguna forma relacionados con el arte catalán importan a las islas el modernismo, transformando definitivamente la manera de concebir el paisaje: Francesc Gimeno, Eliseu Meifrén, Santiago Rusiñol, Joaquim Mir, Marià Pidelaserra y Sebastià Junyer; el simbolista belga William Degouve de Nuncques; y los americanos Francisco Bernareggi, Pedro Blanes y Cesáreo Bernaldo de Quirós. Se trata de una época de efervescencia cultural sin precedentes en Mallorca (la de filólogos como Antoni Maria Alcover, poetas como Costa i Llobera, Miquel dels Sants Oliver y Joan Alcover, arquitectos como Gaudí, Bennàzar, Alenyar o Domènech, músicos como Capllonch y Noguera, la Societat Arqueològica Lul·liana... Los pintores modernistas prolongan la concepción romántica de un paisaje virgen, casi mítico; de la misma forma en que Gauguin descubre Tahití, Rusiñol y Mir descubren Mallorca. El primero la estiliza, y al último lo transforma por completo. De Mir, siempre en busca de la luz, es el impresionante fragmento de la decoración mural de la Casa Trinxet (1904). Responderán a ese impulso modernista notables artistas mallorquines como Llorenç Cerdà, Joan Fuster o Antoni Gelabert.
Joaquim Mir, Decoración mural de la Casa Trinxet (fragmento, 1904)
Un Hermen Anglada-Camarasa influido por las corrientes europeas prolongará en los años diez y veinte los efectos del simbolismo, con gran éxito internacional. En los mismos años se incorporan al paisajismo postmodernista mallorquín otros hispanoamericanos como Atilio Boveri (hermosísima su serie de grabados seleccionada), Roberto Montenegro y Tito Cittadini. Se cierra el recorrido de la exposición (en el que se echan de menos algunas importantes figuras muy relacionadas con el paisaje mallorquín como Casimir Tarrassó, Joaquín Sorolla e incluso John Singer Sargent) con otros paisajistas del siglo XX, de los que quizá destaque Antoni Fuster Valiente. Última Hora.
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