Nuestra infancia guardaba aún los ecos del mítico TBO, aunque fuese mediante los viejos ejemplares coleccionados por algún familiar o nostálgicas reediciones. En cambio, nos correspondían por derecho el Pulgarcito, el Tío Vivo y, más tarde, el Mortadelo (“te he comprado un chiste”, decía la madre, “aunque ha subido: cuesta seis pesetas…”). Nuestra adolescencia se forjó con un ejemplar de Tótem, Metal Hurlant o El Víbora en la cartera. Los nombres de aquella edad dorada en que Barcelona era algo así como la capital de la imaginación quedaron grabados en nuestra memoria antes de que el cómic dejase de ser el negocio que, por otra parte, en España nunca había llegado a ser del todo. Ahora, merced a la iniciativa itinerante de Projecte Llevant y guiados por un enciclopédico Florentino Flórez, aprendemos que buena parte de toda esa tradición que gozosamente arrastramos se gestó o tuvo mucho que ver con las Islas Baleares.
Pau, Animalada (2000)
Pues menorquín fue el mítico Marino Benejam, padre de, entre otras creaciones, La familia Ulises, una de las series más populares de todos los tiempos. Vive en Palma el gallego Nené Estivill, autor de Agamenón (todos recordamos aquello de “igualico, igualico que el defunto de su agüelico”). Se dan también cita en la exposición varios de los dibujantes de El Capitán Trueno, como el madrileño Luis Bermejo o el ibicenco Joan Escandell. Ya al territorio de nuestra juventud pertenecen extraordinarios profesionales como Pere Joan, Max (el creador de Piter Pank), Rafel Vaquer (autor del famoso Johnny Roqueta y de la Història de les Balears en còmic) o Tomeu Seguí. La tercera sección de la exposición lleva un título muy significativo: La festa s’ha acabat… La inflación de autores, una pésima difusión (el cómic desapareció de los quioscos en los noventa) y otros factores consiguieron que el trabajo de los dibujantes alcance hoy la categoría de sacerdocio. Entre los autores baleares nacidos en los sesenta y setenta destacan Paco Díaz, Linhart, Álex Fito o los magníficos Pau Rodríguez y Guillem March; ellos y otros más jóvenes apuntan hacia un futuro que, si se presenta incierto, no será por falta de calidad ni por que algunos entusiastas como el mencionado Flórez no hagan un trabajo encomiable. Última Hora.
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